Rodrigo se limitó a sonreír. Por supuesto, no podía entregar su empresa a otra persona. Aunque sabía que podría ser libre como Sofía si lo hiciera, no se atrevía.
—Es normal que no te preocupes. Después de todo, tienes a tu propio hombre en López Inc. —Rodrigo se burló deliberadamente de Sofía para ver su reacción.
En cuanto Sofía lo oyó, frunció el ceño:
—Rodrigo, por favor, no me tomes el pelo.
—Vale, vale. Ya paro. —Rodrigo se rio entre dientes, pero aun así le recordó—: En serio, si no te interesa Diego, deberías dejar las cosas claras con él cuanto antes para no hacerle perder el tiempo.
Ambos sabían muy bien que, aunque López Inc. era poderoso e influyente, alguien como Diego no disfrutaría trabajando como un empleado normal en una empresa.
—Lo sé.
Claro que lo sabía, y lo había dejado claro desde el principio. Sin embargo, fue inútil, ya que Diego había insistido en unirse a López Inc. Con su padre moviendo los hilos entre bastidores, no pudo evitar que se uniera a la empresa.