Mientras ellas salían en busca de los padres de Valentina, en otra parte, Valentina acababa de colgar el teléfono después de una discusión intensa con sus padres.
Con los ojos enrojecidos y el pecho aún agitado, era evidente que acababa de tener una disputa. ¿Cómo no podría haberla tenido? Sus padres habían dicho que planeaban ir a la Ciudad de México para que Francisco los mantuviera por el resto de sus vidas.
En ese momento, lo único que pensó Valentina fue en poner fin a todo, en un acto conjunto con ellos. No entendía por qué el destino la trataba así. Solo quería vivir una vida feliz junto a la persona que amaba, ¿por qué tenía que ser tan difícil?
—Valentina? —Francisco, que llevaba un rato sin verla entrar a la habitación, se levantó y salió a buscarla. La vio de pie sola en el pasillo, preocupándose un poco.
Valentina escuchó su voz y rápidamente se secó las lágrimas que estaban a punto de caer.
—¿Por qué estás aquí afuera? Voy enseguida.
Aunque Francisco no vio sus lágrimas,