Abajo, Rafael estaba esperando a que los dos vinieran a cenar.
—Lo siento, abuelo, me quedé dormida— dijo Sofía, sintiéndose un poco incómoda por hacer esperar al anciano.
A Rafael no le importaba en absoluto. Hizo un gesto con la mano y dijo:
—No importa, dormir un poco más es bueno para descansar.
—Siéntate y come— lo invitó a Sofía.
Luego, los tres se sentaron a cenar. Después de la cena, Rafael le pidió a Manuel que trajera una caja y se la entregó a Sofía.
—Te vas a casar con Julio, y como abuelo, no tengo mucho que darte. Este es solo un pequeño regalo, no sé si te gustará.
Sofía miró la caja que Rafael le entregaba, sorprendida y agradecida.
—Abuelo, esto...
—Tómalo, es solo un pequeño gesto. Bienvenida a Los César, ahora eres parte de la familia— dijo Rafael, sin darle a Sofía la oportunidad de rechazarlo, y le entregó la caja.
Sofía aceptó la caja y miró a Julio a su lado. Él le sonrió y le dijo:
—Acepta, es el gesto del abuelo.
—Bien, gracias, abuelo— dijo Sofía, recibien