Después de un largo beso, Sofía miró con reproche a la persona frente a ella.
—¡Descarado!—exclamó. Se quejaba de su pretendida tristeza, pero en realidad, solo quería aprovecharse de ella.
—Ante ti, no me avergüenza ser un poco descarado— respondió él, aún abrazándola y sin querer soltarla.
Desde arriba llegó un sonido de tos seca, y Sofía rápidamente se zafó de los brazos de Julio. Bruno bajaba las escaleras, actuando como si no hubiera visto nada.
—¿Sofía, ya volviste? ¿No te encontraste con ningún peligro?
—No, papá, estoy bien. ¿Y tú? ¿No te asustaste?— Sofía recuperó la compostura y dejó de lado el incidente anterior.
Mientras hablaban, Bruno se sentó frente a Sofía y Julio.
—¿Yo? ¿Asustarme? He vivido demasiado como para asustarme por algo así— dijo con seguridad.
—Ya sé que eres fuerte— le aseguró Sofía en tono de halago.
Luego, Sofía comenzó a hablar sobre la colaboración con Tiago. Bruno expresó su preocupación: —¿Crees que aceptará? Al fin y al cabo, Teodoro es su padre.