CORALINE

—¡Ya déjame!.

Me quejo y le grito de mal humor, me mira mal y tiene razón porque no hemos hablado, nos hemos encargado de estar toda la noche juntos y se que estoy actuando como una desequilibrada pero me da rabia.

—Quiero ir a ver a los bebés.

—Yo también pero no te entiendo— Bennett pierde la paciencia y me agarra del brazo— que te pasa.

—Nada— me cruzo de brazos sintiendo el paraíso porque estoy con su camisa.

—Al parecer haber perdido tres años de nuestra vida y tener a nuestros hijos separados no te ha servido de nada— me punza el pecho— tu desconfianza por no querer hablar como se debe es absurdo.

Camina hacia la puerta molesto y tiene razón, estoy siendo una tonta insegura, por lo que corro y lo abrazo por la espalda, su piel cálida me da la tranquilidad que solo él puede y le pido que no se vaya.

Siento como respira profundo y se gira para tomar mi cara y preguntar qué pasa, hemos pasado una noche maravillosa, con la paz de saber que los secretos ya no están y c