Capítulo 42

Leer la carta por el contrario de darme paz, sólo hizo que mi enojo aumentara más, a niveles que desconocía, ¿A qué se refería? ¿Lo hacía por su enfermedad? ¿Qué demonios estaba pensando?

Ella es una egoísta ¿cómo pudo hacerme esto? sin más. Me tiré en la cama frustrado, lleno de rabia, miré al techo mientras pensaba en muchas cosas, hacía miles de conclusiones. Por más veces que le daba vueltas al asunto no sabía qué hacer, duré así por horas hasta que se hizo de noche, cuando por fin me levanté abrí las cortinas y dejé entrar la luz de la luna, escuché que tocaban la puerta, mi yo interior deseaba con todas las fuerzas que fuera ella, que todo esto era una mala broma o en su defecto que en realidad no tuvo las agallas para irse.

—Hola— saludó una chica morena de mediana

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