Me acerco a él con un nudo en el estómago, sintiendo una mezcla de ansiedad y esperanza en mi pecho.
— Soy el esposo de Isabella, ¿cómo se encuentra ella?
El doctor me mira seriamente.
— La intervención ha sido exitosa — comienza a explicar, proporcionando un alivio a mis inquietudes iniciales —. Presentaba una fractura costal que ocasionó una perforación en el pulmón derecho, pero hemos logrado detener la hemorragia. Además, ha sufrido una contusión en la cabeza. — Escucho con suma atención, asimilando la relevancia de cada detalle —. Actualmente, estamos esperando a que recupere la conciencia — continúa el doctor —. Hemos trasladado a Isabella a su habitación y podrás verla. Te ruego que, por favor, permitas que solo una persona esté con ella a la vez.
Todos asentimos y le agradezco al doctor por su información.
Aprovechando la oportunidad de ser el primero en entrar, camino por el largo pasillo hasta llegar a la habitación. Mi corazón palpita con fuerza mientras me acerco a la pu