Capítulo 20.
-¿Yo? Los cuatro quieren que yo... ¿Los adopte?
Ellos asintieron con seriedad.
Una cachorra, tres cachorros. Todos queriéndome como... madre.
Me tomé un par de respiraciones antes de hablar.
-¿Por qué?
Necesitaba conocer sus motivos antes que nada.
-Tú has estado allí para nosotros cuando ningún otro adulto quería cuidarnos por haber crecido con Renegados - Murmuró la cachorra.
-Me leíste cuentos y me enseñaste a leer. - Dijo el más pequeño. - Crecí en una jaula, no me alimentaban, mucho menos sostenían mi mano cuando tenía miedo en la oscuridad.
Cuando llegaron a la manada, muchos de ellos tenían pesadillas y otros más algunas secuelas de sus circunstancias de las que no querían hablar, así que estuve durmiendo con ellos durante una temporada hasta que se tranquilizaron lo suficiente como para dormir sin gritar en medio de la noche.
Me rompía el corazón, no podía dejarlos solos y papá lo había permitido.
-La grandeza de una Luna no se mide solo por sus conocimient