Ella se puso roja y todos reímos ante su vergüenza, luego de eso empezamos a jugar en el agua y al llegar la hora de almuerzo fuimos a un restaurante que se encontraba en el sitio.
La noche llegó así que fuimos al supermercado para comprar los malvaviscos que íbamos a asar en la fogata que Iihan se ofreció a hacer.
— ¿Ya están? — preguntó Dánae con ansias — quiero comer el primero que salga.
— Espera un momento — me puse a reír — ya casi está listo el que tengo aquí.
Nosotros hicimos los malvaviscos y le di a Dánae un sándwich, nos sentamos alrededor de la fogata y una vez que la chaparrita se sitio cansada fue a dormir.
— Creo que ya fue suficiente de charla — dijo Bri — estoy muerta de sueño y todavía nos quedan varios días por estos lados.
— Tienes razón — yo bostece — además ya es bastante noche.
Cada uno se fue a su habitación y cuando nosotros estuvimos en la cama me puse encima de Adriel.
— ¿Qué sucede? — él me miró sorprendido — pensé que estabas cansada.
— Quiero esta