PARTE CUATRO: LAMENTABLE FINAL
CAPÍTULO OCHO
Sin tener la intención de sonreír de la manera en que lo hacía, Andrea entró en la casa en donde su abuelo y la persona más detestable y que era a la misma a la que ya comenzaba a soportar gracias al amor que su hijo estaba haciendo nacer en ella, el mismo que sanaba todas las heridas, Andrea abrió la puerta y caminó hasta el despacho. O al menos, esa fue su intención pues al momento fue la voz de aquel hombre quien la detuvo.
— ¿Ya entras o, nos veremos en la necesidad de tratar este asunto mañana en la empresa? —Dijo Fermín cruzado de brazos sin darle la mirada a Andrea.
Andrea sonrió de manera sarcástica. No podía creer que él le estuviera hablando de aquella manera cuando ellos no eran más que socios y por supuesto, ella tenía un puesto más levado de lo que él podría tener. No importaba si estaban en la empresa o no, él le debía de respeto, el mismo respeto que no le pudo dar cuando estaban comprometidos y al memos ella, si estaba en