—¡Por Dios! ¿Está loco? no ve que fue un accidente, quien quiere sin razón herir a alguien, y mi hermano jamás le haría daño a la mujer que ama—. Espeto molesto Camilo.
Miraban a Taddeo, solo se pasaba las manos por las cabezas, con un rostro de desazón mientras se mordía el labio inferior con fuerz