— ¿Y qué niña servirá de acompañante? —preguntó con curiosidad Taddeo.
—Alondra —respondió Anabella.
—Madre si ese es un chiste, me parece muy malo. No tolero a esa niña, no quiero ir con ella ni a la esquina —comentó Taddeo.
—Hijo, pero yo quiero mucho a Alondra. ¿Puedes hacerlo por mi? Por favor