—Discúlpame niña—habló entre dientes molesto, conteniendo las lágrimas para no llorar del enojo.
—Las acepto y aunque siento que no te hice nada, te pido disculpas para complacer a mi padre, aunque no creo que seas digno ni siquiera de unas disculpas mía—mencionó Alondra altanera.
—Alondra, no se