April González
Escucho como suena mi celular, hace años no dormía tanto y lo mejor es que me ha encantado. Me estiro antes de buscar el teléfono, me encuentro el nombre de Jocelin en la pantalla. A lo que me quejo en silencio, noto que ya son las una de la tarde del domingo.
—Hola. — respondo con mi voz de recién levantada.
—Vienes ¿no? Después de todo es tu bienvenida a nuestro equipo. — gruño al escucharla.
—Te lo agradezco, pero en verdad no puedo ir. Necesito hacer compras, relajarme, recargar mi batería social…
—¡April! Tienes que venir sí o sí. — me interrumpe. —Somos tus compañeros de trabajamos necesitamos conocernos mejor.
—Dame tres meses y me tendrás en tu casa visitando cada semana, pero ahora no. Por favor, solo estaré en mi esquina escuchándolos a ustedes y ni hablare porque habrá más gente además de nosotros. — respondo con tono de súplica. —Dame tres meses para tomar la confianza. — escucho co