***************LEO****************
—Veo mucha ropa nueva en tu armario —le comento a mi hijo, cuando hemos entrado a aquel.
—La abuela... —susurra al estrechar más mi mano y apegarse más a mí.
—La abuela... —musito sonriente—, la consentidora abuela —preciso; y él sonríe—. Veo ropa muy bonita —opino al ver todo lo que había en el armario—. Muy distinta a la que sueles usar... —musito sin querer.
—Me gusta... —dice muy apenado y algo... culpable.
Ante ello, decido agacharme y tomarlo en brazos.
—A mí también, campeón —preciso muy firme—. Par ser muy honesto, a mí tampoco me gustan mucho las camisas —bromeo; y él sonríe—. Vamos, enséñame qué te quieres poner hoy —le digo y, después, le doy un beso en su frente y lo vuelvo a colocar en el piso para que él pudiese ir a escoger su ropa.
Fabrizio camina por su pequeño cuarto de ropa hasta que se detiene frente a su staff de bermudas.
—¿También usarás bermuda? —cuestiono; y él se gira a verme, al tiempo en que comienza a sentir con su cabeza