Una novia mentira para el magnate
Una novia mentira para el magnate
Por: Lisa
1.

Evan nunca estuvo seguro de ser capaz de llevar su matrimonio por más tiempo.

Evan se sienta a la mesa, en la cocina, está comiendo su desayuno de manera silenciosa. Tuvo una larga noche de desvelo, por lo que lo único que desea en ese preciso momento es una comida tranquila. De cierta manera la estaba teniendo, él bebiendo una taza de café, leyendo el periódico, Gilda sirviéndole el desayuno...

— ¡EVAN, DÓNDE ESTÁS!

Y los gritos de su esposa resonando por toda la casa, interrumpiendo completamente la poca paz que pudo haberse permitido durante el desayuno, aunque ella todavía no llegaba a la cocina, podía escuchar perfectamente el resoplar furioso de su nariz -Cosa que hacía cuando su paciencia se había colmado- Por seña de Evan, Gilda se retiró del lugar antes de que María entrara azotando la puerta.

«Aquí vamos otra vez.» Evan se preparó mentalmente para el acontecimiento.

Su esposa entra a la cocina y se detiene cuando lo ve allí. Su expresión se endurece en ese momento y gruñe de rabia.

— ¿Por qué estás comiendo solo? ¿Acaso no existo aquí también?

Evan suspira. — No me dí cuenta que estabas en casa, de haber sido así yo hubiera-

Su esposa lo interrumpe. — Típico, todo siempre tiene que tratarse sobre tí ¿No es cierto? — Contesta. — Siempre has sido un egoísta, Evan,

Evan siente que la ira de María solo aumenta, pero trata de mantener la calma y no reaccionar de manera abrupta a los sinsentidos de su esposa.

— Si tanta hambre tienes puedes venir por tí misma, no eres una niña pequeña que necesita la ayuda de otros para las cosas más mínimas.

María solamente se burla. — Lo que sea. No es como si pudiera esperar alguna consideración en esta casa. — Rebusca en la nevera y golpea los armarios al cerrarlos, haciendo el mayor ruido posible.

Evan respira hondo y trata de concentrarse en terminar su comida. Pero es difícil disfrutar con la ira y la amargura palpables de su esposa flotando en el aire.

Sabe perfectamente que no tiene sentido tratar de razonar con ella cuando está actuando de esa manera, parece decidida a encontrar fallas en todo lo que él hace y todo lo que intenta es torcer la historia para que, de alguna manera, termine siendo él el villano, entonces Evan simplemente come en silencio, ignorando los intentos de María por buscar pelea.

Con el pasar de los años había aprendido que la única forma de lidiar con ella era negarse a comprometerse, pero la paz de su comida ya estaba completamente arruinada.

Por regla general María debía regular su conducta frente a él, sin embargo habían momentos en que no podía controlarlo y su grotesco temperamento emergía como una enorme roca en medio de un lago.

Evan miró a su esposa, una mujer orgullosa y arrogante -No se le negaba su buen atractivo físico- de mente simple, insolente y que no conoce lo más mínimo sobre tener vergüenza. Todo lo que puede hacer es preguntarse cómo ha podido sobrevivir en la convivencia dentro de tal asfixiante matrimonio.

Probablemente porque decidió pasar más tiempo en la oficina que en su propia casa.

Pero, como todo en la vida, también había una clara explicación para el comportamiento insolente que estaba presenciando a primera hora de la mañana.

— ¿Qué diablos es esto, María? — Pregunta Evan cuando ve que su esposa deja caer una hoja de papel en sus narices, sobre la mesa, no se toma la molestia de ni siquiera mirar, podía hacerse una idea de lo que era sin necesidad de recibir una respuesta.

Y, juzgando por el hecho de que ella se mordió la lengua y no actuó de manera imprudente, ya suponía que estaba en lo cierto.

— Necesito dinero para esto. — Dice brevemente, empujando el papel hacia él.

«Touché.» Es lo que piensa.

María solo se tragaba sus palabras cuando necesitaba dinero.

Evan mira la factura y luego observa que tenía el título de ''Mecánico'' por lo que hizo una mueca extraña.

— ¿Qué es lo que ha pasado ahora? — Pregunta, muy cansado.

Lo más absurdo era la cantidad registrada.

— El auto se descompuso. — Responde, irritada.

— Que raro, no recibí ningún mensaje del taller. — Por un momento revisa su móvil, intentando ver si no había olvidado el mensaje. — ¿Cuándo lo llevaste?

— No lo llevé al taller de siempre, lo llevé a otro sitio. — Responde rápido, antes de que Evan marcara al taller.— ¿Desconfias tanto de mí que tienes que comprobar todo por tu cuenta? ¿Vas a darme el dinero para reparar el auto?

Evan suspiró lentamente ante el descaro de su esposa.

— La última vez que te dí dinero lo usaste para apostar, sé que no has dejado tu estúpido vicio. ¿Cómo puedo confiar en ti? — Responde. — Esta cantidad es jodidamente ridícula para ser la reparación del auto, ¿Acaso lo mandarás a construir desde cero o es que estás intentando alguna artimaña para lograr que yo pague ese coche deportivo que presumiste a tus amigos que ibas a comprar?

Como gato encerrado, María se descubrió sola.

— ¡Eso es completamente ridículo! ¿De qué estás tratando de acusarme ahora? ¡Por qué tengo que sufrir esta clase de humillación?! — Grita ella. — ¡Necesito el dinero, solo dámelo! ¿Por qué estás haciéndome esto?

Evan realmente se sorprendió -Hágase notar el sarcasmo- Cuando María hizo algo completamente 'impredecible': Arrojar su taza de café al suelo con un manotazo.

Sin embargo, Evan sigue manteniéndose firme, aún viendo su café tirado en el suelo, desparramado.

— Creo que ya sé cuál es el problema, es mi culpa por no entenderlo. — Notó la mirada confundida de María cuando él recoge las piezas de la taza con cuidado.— Soy muy anticuado, no sabía que ahora se le llama ''Taller mecánico'' a los amantes, así que, si te refieres al hecho de que no voy a permitir que tu noviecito cobre un cheque de millones a mi nombre estás en lo correcto.

Evan suspiró, haciendo a un lado los trozos de la taza rota ante la mirada furiosa de María.

— Parece que no puedes entenderme bien en este momento, así que seré más claro todavía: Es estúpido que creas que, además de pagar las cuentas de esta casa también voy a mantener económicamente tus infidelidades. En primer lugar tú solo estás aquí porque trataste de falsificar mi firma, ¿Acaso creías que los del banco no iban a notificarme al respecto? Deberías dar gracias de que no te metí en la cárcel.

— ¡Yo iba a regresártelo! ¿Es que acaso vas a empobrecer y morirte por esa mísera cantidad? ¡Eres un despreciable!

— ¿Mísera cantidad? No estamos hablando de un simple préstamo para comprar algo de la tienda de conveniencia y lo sabes. — Contestó, recibiendo la feroz mirada de María. — Así que lo siento, pero si necesitas dinero para presumir lujos a tu amante entonces usa el tuyo y déjame en paz.

Ella apretó las manos en un puño, furiosa. — ¡¿Por qué siempre eres así de insensible?! Es por culpa tuya que maldigo cada día desde el momento en que me casé contigo. — Los ojos de su esposa brillan con enojo. — ¡Estás loco! — Grita. — No tengo tiempo para esto.

Entonces salió enojada, dando fuertes pisotones mientras murmura maldiciones sobre su esposo ''Que no la apoya''

Evan suspira cuando finalmente se encuentra solo después del completo desastre, su esposa tiene un historial muy largo con problemas de apuestas e infidelidades, rara vez reconoce o se disculpa por sus malas acciones, solo lo hace cuando sabe que realmente su metedura de pata podría costarle la manutención.

Esta vez se niega a dar marcha atrás, a pesar de todos los intentos de su esposa por manipularlo o sacarlo de su cargo, no seguirá permitiendo que gaste dinero de manera irresponsable, por el momento mantener límites es lo mejor que puede hacer.

A pesar de tener un alto cargo en una empresa bien parada ella estaba muy por debajo de él, la diferencia entre los sueldos de ambos era considerablemente grande y las cargas de responsabilidad ni siquiera podían compararse incluso entre familias. Gracias a esta diferencia entre clases sus familiares acordaron un matrimonio político entre ambos desde que eran niños, y aunque en un principio creyó poder llegar a amarla para siempre como cuando eran dos jóvenes soñadores la verdad era que desde el momento en que pisaron el altar y dijeron 'Acepto' ya no sentía nada por él.

Era una relación motivada por los intereses económicos de otras personas y los beneficios que podrían obtener al aliarse, por supuesto que estaba destinada al fracaso desde el principio.

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