Llevábamos varios días en guerra, ninguno de los dos quería desistir, Roberto en su empeño de acabar con Liam con un simple disparo y yo en mi empeño en hacerlo a mi manera.
No me rendiría, no en este punto, no cuando había llegado tan lejos, no después de todas las promesas que me hice, todas las lágrimas que derramé y todo el dolor que pasé. Pero tampoco quería seguir discutiendo con Roberto, así que volvería intentar convencerlo usando otra técnica de persuasión.
Esa noche, conseguiría lo que quería.
*
Esperaba en silencio en mi cuarto, atenta a cualquier movimiento, muy tarde en la noche, escuché unos pasos que se detuvieron en la puerta de mi habitación, él se quedó allí por un minuto y luego se retiró.
Caminé de puntilla y pegué la oreja a la puerta de mi cuarto, escuché cuando abrieron y cerraron una puerta cercana. Sí, estaba segura, se trataba de Roberto.
Era mi momento.
Con gran sigilo salí de mi habitación, me acerqué hasta la habitación de Roberto y en silencio me colé all