Está lleno de cajas, y él se apoya en mí, haciendo una deliciosa fricción. Sin darle más vueltas al asunto, coloca su mano dentro de mi falda y yo gimo desesperada. Me sostengo como puedo del borde mientras siento sus dedos en mi piel, jugando con mi cuerpo.
—Sebastián, por favor… estamos…en mi tra