―α―

Han pasado cuatro días desde el “accidente” en la carretera a Lux.

La peor noche de toda mi vida…

Tras la segunda explosión y el grito de Casandra, el maldito barranco se quedó en completo silencio.

Incapaz de alejarme de mi compañera, mantuve la mirada clavada en los pocos restos que quedaban de mi auto, con excepción de las llamas, nada más se movía en aquel lugar.

A cierta distancia del auto, Casandra hacía lo mismo que yo, observar con completa impotencia los restos de aquel horrible siniestro.

Al darme cuenta de que esa mujer no sería de utilidad, a voces, comencé a llamar a Alan, quien, si bien había podido evitar la primer explosión, aún estaba cerca del auto cuando la segunda se produjo.

Eternos se me hicieron los minutos que pasaron hasta que vi señales de mi amigo, quien nada más volver en sí, se acercó a nosotros algo tambaleante.

–“Hice lo que pude”–recuerdo que me dijo apenas llegó a mí y a Raine, quien yacía inconsciente debido al dolor de sus fracturas –“Lo saqué de