Capítulo XXXIII

Amanda King

Escuche unas risas y me apresure a mi habitación, allí unas alcoholizadas mujeres interrogaban aún a Klaus algo nervioso, mientras Alhelí amenazaba con cortarle el miembro si se atrevía a hacerme daño, Hanna se carcajeaba por la expresión que puso el grandote. Una mano en mi hombro me sobresaltó, mi madre estaba de pie allí con cara de “te encontré”, contuve la risa, pero me fue casi imposible y simplemente le conté lo que había sucedido.

Fue ella quien me ayudó a dejar a las chicas en el dormitorio de mi prima, luego mi madre y Klaus se saludaron, mientras yo iba a avisarle a Apolo de que teníamos visitas, toque la puerta de su habitación y el grito pese, entre enseguida y pude darme cuenta de algunas marcas que tenía en su cuerpo, no pregunte nada, pero vi como rápidamente se colocaba una sudadera.

– ¿todo

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