Para ella los días no duraban mucho tiempo, la rutina que se había impuesto era la misma de siempre, desayunar, hacer sus ejercicios, cocinar, leer un poco, cenar y acostarse.
Había caído en la monotonía del día a día.
No debía regresar a estudiar y Andrés casi nunca estaba en la ciudad. Así que se la había pasado sola en ese departamento sin poder siquiera llamar a sus padres, ya que eso también fue parte de las condiciones que le impuso él.
Sofí