¿Me crees?

Arianna estaba sollozando. Jace no la dejaría ir. Pero para que él la dejara ir, significaba que no podía soportarlo más. No quería terminar roto como lo estuvo cuando descubrió lo que Clara le hizo.

Ella se sentó y sollozó. Después de un tiempo, decidió ir a él, para explicarle que lamentaba haberle mentido.

Cuando empujó la puerta para abrirla, vio a Jace sacando una gasa del botiquín de primeros auxilios y reuniendo las cosas que necesitaba para limpiar su palma herida.

Ella se acercó y rodeó su cintura con sus manos. Apoyó la cabeza en su pecho y sollozó. Lo había hecho sentir herido y lamentaba haberlo hecho.

"¿Podrías, por favor, dejarme solo? Necesito vendar mi palma sangrante", dijo él, alejándose de ella y yendo a sentarse, sosteniendo el botiquín con la otra mano.

"Te ayudaré con eso", ofreció Arianna. "No necesito tu ayuda. Solo mantente alejada de mí", le espetó él.

"Yo soy la razón por la que te lastimaste. Déjame ayudarte. Y mantenerme alejada de ti será más difícil para
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