En la Clínica de Rehabilitación Mental

En la mañana, Marito fue a sentarse en los bordes de la pila ubicada en la parte trasera de la casa, tenía una pantaloneta color gris puesta y los pies extendidos sobre los bordes, distante contemplaba las finas heridas comenzando a cicatrizar  a lo largo de sus largas piernas blancas, “son las mismas heridas hechas a Jesucristo en el día de crucifixión en el calvario”, pensó a solas, el sol comenzaba a iluminar el azul cielo y la hermosa ciudad, los rayos suaves llegaban hasta su cuerpo haciéndolo brillar en medio de la tempestad.

            El sueño había huido de los ojos de Marito, toda la noche pasó en vela recordando la exhortación del apóstol Pablo a los tesalonicenses que la venida del Señor sería como ladrón en la noche, así que debería permanecer en ayuno y oración; justo a la

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