Capítulo 29
–
Un sueño hecho realidad.
Lo había logrado, gracias a Joshua, que había conseguido una licencia a su nombre para montar una guardería en su domicilio particular.
A veces el solía cantarles a los niños una canción o incluso les enseñaba algunos acordes en el piano, y otras tan sólo se quedaba a escuchar las maravillosas historias que Emily contaba, sobre piratas, sirenas, hadas y maldiciones.
***
Emily recogía la casa, llena de juguetes y libros de texto, pues el último grupo acababa de marcharse, mientras su pariente entraba en la estancia y miraba hacia ella, agradecido de verla tan feliz.