Capítulo 51. El amor carnal
Aisha estaba muy feliz, jamás pensó que sería posible experimentar el amor carnal y que fuera con Leonid era un regalo que deseó y no se atrevió ni a imaginar posible.
Aisha estaba sonrojada y muy feliz, quería reír a carcajadas, gritar y brincar, porque Leonid no le tenía asco. Por el contrario, acariciaba su piel y disfrutaba con ella.
—Después de organizar mi manada iremos a tu aquelarre, pero no tienes que aceptar ser sacerdotisa si no quieres, de hecho tu deber es quedarte conmigo, también el de Aziza si decide aceptar a Kaiser.
—Eso será difícil, sin contar que Aziza es alérgica a los caninos.
Leonid se echó a reír a carcajadas.
—Aun no puedo creer como Kaiser ha soportado que le digan perro, que lo convirtieras en burro y no la ha rechazado.
Aisha se puso seria.
—Él se merecía una lección, pero no me enorgullece haberlo transformado en burro, sin embargo, que no desprecie a Aziza es prueba de que tiene mucha fe en su diosa.
—O no pudo resistirse a los