Cuando Kate llega a la casa, se queda en el auto y sintiendo la seguridad de su hogar, deja escapar el llanto que ha acumulado desde que sus ojos vieron antes ni frente a ella.
Su cuerpo se estremece por el miedo que le provocó sentir las manos del hombre sobre su cuerpo, las que alguna vez le produjeron placer, y múltiples sensaciones agradables. Ahora sólo habían conseguido remover todos aquellos miedos de su vida y lo peor es que es una sensación que no se puede quitar de encima.
Mantiene sus brazos apoyados en el volante, y sobre estos su cabeza mientras llora y grita totalmente desconsolada. Sin darse cuenta, alguien abre la puerta de su auto y en cuanto siente un toque comienza a pelear.
—¡No, suéltame! ¡Déjame tranquila, no me iré contigo…! —grita totalmente desesperada hasta que la voz de Ethan la trae a la realidad.
—Shhh… ¡Tranquila amor soy yo! Cálmate, estás segura en nuestra casa estás conmigo. Shhh… Estás a salvo, estoy aquí… Estoy aquí.