CAPITULO 59
Darién se quedó un instante serio para después reírse a carcajadas sintiendo un enorme alivió en su interior.
— ¡No te rías! ¡Hablo en serio! Tengo curiosidad y quiero saberlo. — Decía ella haciendo puchero.
— No lo se, no me habría dado cuenta si no lo mencionas.
— ¿Seguro que no me estás mintiéndo por qué es en realidad algo vergonzoso de decir?
— ¿Por qué sería vergonzoso? — Dijo Darién.
— No lo se… — Contesto Imery.
El la acercó hacía su cuerpo abrazándola.
— Mejor durmamos, creo que el sueño ya te está afectando últimamente dormimos muy tarde en el castillo principal.
Imery solo asintió miente felizmente se aferraba a ese cuerpo masculino del que ya se estaba acostumbrando, tanto su calor, contextura como su aroma y los latidos calmados de ese corazón.
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Al día siguiente.
Juriania ingreso a las ocho de la mañana sin previo aviso a la habitación de Imery Klou en la cual la encontró recién despertando.
Pero eso no fue para nada lo que llamo la atención