— Azu…ra cof, cof… — murmuró tosiendo un poco por el polvo, preocupada por él.
— Estoy bien amor, vamos, Aysling solo hay una oportunidad, esto no matará a esa cosa – abrió sus ojos dorados, con las pupilas verticales, con preocupación y premura.
Guardó las enormes alas maltrechas, casi inservible