La Nahara subió peldaño por peldaño, con el corazón retumbando en su pecho, no tenía miedo, pero si estaba intranquila sin saber muy bien a qué se enfrentarían.
Escaló y escaló por minutos, ¿qué tan alto estaba esto?
La estrecha y oscura escalera la llevó a un enorme salón vacío y en penumbras.