— Mierd4 nena, espera, espera, maldici0n me llevaste a los extremos, ¡te dije que paráramos! Ven levanta la cabeza para limpiarte
Azura se asustó al darse cuenta de la salvaje cogida que le había dado a la boca de su mujer.
— ¿Ahora yo tengo culpa de que te follaras mi garganta casi metiéndome ese