COLETTE
MINUTOS ANTES
No puedo dormir, lo cierto es que ni siquiera siendo la esposa de Roan, puedo hacerlo, y eso es porque tengo en la frente un punto rojo en el que cualquiera podría dispararme y a nadie le importaría, solo a mis hijos. Ellos son tan pequeños y aun tengo tanto qué enseñarles.
—¿Te sucede algo, mami?
La voz de Killian hace que salga de mi ensimismamiento, le miro y sonrío.
—Para nada, cariño —miento.
—No quiero estar aquí —repite y vuelve con lo mismo.
—Lo sé, bebé, pero solo es un año, ¿entiendes? Pronto nos iremos de vacaciones, lo prometo.
Él no parece muy convencido de ello, sin embargo, acepta y paso parte de la mañana con él, cuando termino, salgo, es muy temprano y no quiero despertar a los gemelos, así que bajo a la cocina con la intención de prepararles el desayuno. Sé que tienen a gente especializada para eso, pero no hay como que yo misma lo haga.
Saco los ingredientes y comienzo, mi cabeza es todo un lío, estoy sintiendo cosas extrañas cada que veo