No sabía de dónde había sacado fuerzas, pero la abracé y la besé con fuerza. Liana gritó en voz baja: "Edmond, ahora no. Estoy embarazada".
¡Embarazada! Mi mente repitió la escena de ella y Ted. Me puse celosa. Le mordí el lóbulo de la oreja. Su lóbulo era tan pequeño y bonito como antes. Me lo llev