En las ruinas en medio de la isla. Dalia y José María miraban expectantes por la ventana vigilando el color del cielo que ya casi estaba negro. La oscuridad se hacía presente y José María había hecho aparecer un par de esferas de luz alrededor de la sala para mejorar la iluminación.
Dalia ya estaba comenzando a morderse las uñas por la desesperación. Si de verdad Yuri y Rosa iban a hacer algo para salvarla, ¡¿por qué se tardaban tanto?!
De repente la cara expectante de José María cambió a una de alivio y después a una sonrisa burlona.
—Bien, ya oscureció —declaró José María mientras se ponía de pie, se sacudía el polvo del vestido y la sangre de Dalia se congelaba—. Eso significa que esa amiga tuya no vendrá a salvarte.
Aterrada, Dalia intentó arrastrarse lejos de Jos&eacut