Capítulo 3. La gran boda.

En cuando el cielo clareó escuché como la cerradura de mi enorme nueva habitación estaba siendo forzada, alguien estaba intentando entrar.

De repente la puerta se abrió de golpe y una sombra conocida apareció junto a la puerta.

_Muchacha es hora de desayunar, vístete, el señor Matteo te espera abajo en el jardín.

Era Margarita, la misma m*****a mujer que me había llevado a encerrarme a mi habitacion el día anterior y me había confesado sarcásticamente que en pocos días se celebraría mi propia boda, obligándome a contraer matrimonio a la fuerza, completamente en contra de mi voluntad.

_No pienso ir a ninguna parte, me quedaré aquí en la habitación.

_Deja de ser una niña consentida, deberías estar agradecida a Matteo realmente salvo tu culo, alguien como tú no hubiera durando demasiado tiempo de donde te saco.

Yo no contesté apreté la almohada y volví a llorar como había hecho durante toda la noche.

_Ahora vístete, no te lo repetiré más veces, ¿O quieres que venga él mismo a buscarse?

Dijo refiriéndose a aquel sexy mafioso pero con personalidad escalofriante que me estaba esperando abajo.

Después de aquello,  cerró la puerta de un portazo, y yo por miedo ante sus amenazas, me vestí con la primera ropa cómoda que encontré, unos jeans, un suéter ancho, unas zapatillas, y tras poner mi pelo largo oscuro en una coleta improvisada, bajé las escaleras y salí de la casa hasta llegar a la mesilla del jardín.

_Buenos dias.

Él estaba sentado, leyendo el periódico, trajeado, y acababa de levantar su mirada hermosa para dirigirse a mi, yo en cambio, me senté y no contesté.

_Veo que tendré que educarte durante este año.

Yo no dije de nuevo nada.

_Puedes empezar a comer, no es necesario que esperes a que te de permiso.

DIjo a tono de broma.

_No pienso comer nada, estoy oficialmente en huelga de hambre y seguiré así...

_¿Y qué pretendes con eso?

_Morir, que prefiero morir que perder mi libertad casándome contigo. Y si veo que sufro mucho me tiraré por el balcón.

_Oh, entonces creo que deberé cambiarte cerrar el balcón de tu habitación con llave y ponerte a algún seguridad durante veinticuatro horas.

Dijo serio y eso me asustó.

Después de estar en esa mesa una hora más, con los ojos hinchados de haber llorado toda la noche, y sin probar bocado. Matteo se fue a hacer sus quehaceres enfadado por mi actitud y Margarita me acompañó de nuevo a mi habitación. Yo estuve allí encerrada todo el día viendo en la televisión una serie turca de romance intenso que pensé que jamas viviría. Mi estómago crujía del hambre y caí dormida, cuando desperté ya estaba oscuro y alguien tocó a mi puerta dos veces, al no contestar escuché su propia voz llamándome.  Yo finalmente abrí con cuidado y vi a Matteo frente a mi, arreglado y con una mirada que me hipnotizó al instante, debía estar enferma porque aquel hombre me atraía intensamente pero me estaba privando de mi libertad y era un ser cruel y malvado.

_Te espero en la planta de abajo, en el salón en cinco minutos.

_Pero...

Cuando me disponía a hablar, se giró y se fue dejándome con la palabra en la boca.

Bajé desarreglada llegando al salón, había una gran mesa con velas sore ellas y muchísimos platos de comida exquisita y él me esperaba sentado mientras sostenía una copa de vino.

_Por favor siéntate.

_Te dije que no volveré a comer.

Dije mientras me sentaba pero él ignoró  mis palabras.

Solo quería decirte que he descubierto que tu abuela esta hospitalizada en el hospital principal de Nápoles.

_No puede ser...

Dije a punto de llorar.

_Que tu padre intentase venderme le hizo sufrir un infarto y sigue en cuidados intensivos.

_Oh dios mío, ella es la única familia de verdad que me quiere en el mundo.

_Parece que hay demasiados pacientes en ese hospital público, quizás no este recibiendo los mejores cuidados, pero yo podría pagar su tratamiento en uno privado en el que la cuidarán perfecamente dándole todas las atenciones.

_¿Y por qué harías eso?

_Para salvar su vida, ya que dudo que puedan hacerlo en ese hospital tercer mundista.

¿De verdad lo harías?

_Sí... siempre y cuando accedas a casarte conmigo.

En aquel momento no lo dude ni un instante.

_Sí, acepto, haré lo que sea, pero tienes que dejarme verla.

_Oh princesa, antes de la boca eso será imposible.

No me quedo más remedio que acceder, amaba a mi abuela, y debía salvar su vida. Él me obligó a volver a comer y accedí también a cenar con él, sintiéndome de nuevo una mujer prisionera a sus órdenes.

De repente el silencio del salón se interrumpió y uno de sus hombres trajeado irrumpió sosteniendo a dos mujeres jóvenes rubias y hermosas sobre la cintura. Ambas iban vestidas con vestidos brillantes muy cortos rosas, y tenían el pelo ondulado y largo de manera similar, olían a perfume barato, y tenían un escote demasiado pronunciado.

_El coche nos espera Matteo, para ir a la fiesta privada.

Él se levantó y me lanzó una mirada fría, se dirigió a una de las chicas y le dio un beso apasionado mientras le agarraba el trasero con fuerza.

_Buenas noches princesa.

Dijo irónico justo antes de irse.

Dos días después fue el día de la gran celebración, yo imaginaba que sería una celebración tranquila en alguna parroquía pequeña de algún pueblecito discreto. Pero no fue para nada así, un precioso coche blanco estaba esperándome fuera para llevarme. Marga me ayudó a bajar las escaleras, también me había ayudado a vestirme con ese hermoso vesido blanco escotado con cola de sirena, que era muy ajustado y me hacía parecer una muñeca de cuento.

_ Estás preciosa ...

Dijo sonriente..

_La estiticista contratada te ha hecho un peinado y un maquillaje fabuloso.

Dijo destacando mi largo recogido de rizos y el maquillaje terminado en unos labios color rojo intenso.

Durante el trayecto no tardamos demasiado en llegar, y al darme cuenta de que estabamos en el centro de la ciudad, en la iglesia mas importante y que habia cientos de personas esperando mi llegada, entre ellos reporteros con camaras para fotografiarme, estuve a punto de desmayarme.

_Tú solo estate tranquila y sonrié.

¿Y eso hice que más podía hacer?

Y al pasar aquella multitud que solo me sonreía y fotografiaba y grababa entre en la gran iglesia viendo un gran pasillo hacia el altar, y a ... esperándome radiante al fondo para darnos el "Sí quiero".

Cuando comencé a caminar del brazo de Marga me di cuenta de que habían muchos rostros de personajes concidos entre los asistentes, futbolistas famosos de primera división, empresarios multimillonarios de éxito e incluso algún actor y actriz de una serie italiana de moda actual. Justo al llegar a su lado, Marga se largó, dejándome allí y ese hombre impecable me observó fijamente.

_El vestido te queda mejor de lo que esperaba.

_Creía que iba a ser algo íntimo...

Dije nerviosa en un susurro.

_Esto no está bien, quiero irme.

_Si te atreves a marcharte...

Dijo disimulando con una sonrisa mientras me susurraba aquello.

_No podré asegurar el bienestar de tu querida abuela, ni tampoco el de tu mejor amiga Teresa.

¿Cómo sabía de la existencia de Teresa?, ella era mi mejor amiga, y prácticamente una de las pocas personas en las que podía confiar desde la escuela primaria.

_Así que simplemente haz la mejor actuación que puedas y coopera si quieres que ellas sigan estando a salvo.

De repente todo el mundo se quedó en silencio, el sacerdote acababa de aparecer feliz y se colocó frente a nosotros empezando el acto:

"Estamos aquí reunidos para establecer el matrimonio de esta bella pareja..."

Yo después de aquello desconecté de la triste situación, iba a casarme con alguien que no amaba, obligada con un hombre que me había arrebatado mi libertad y estaba en deuda con él. No solo era y eso, si no accedía las únicas dos personas que amaba en el mundo y que consideraba mi familia estarían en peligro y no podia permitirme eso, jamás me perdonaría si les ocurría algo. Asi que decidí sacrifcarme por garantizar que ellas estuviesen bien.

_Sí quiero.

Dije en voz muy alta cuando llegó el momento de mi respuesta para que todo el mundo se escuchase, y ese hombre se giró hacia mi, me observó fríamente y puso sus manos sobre mi cintura. Sentí cosquillas en el estómago cuando me apretó contra su cuerpo fuerte, y luego acercó su rosro al mío y besó mis labios con una pasión desboradada que por un instante me hizo perder la nocion del tiempo, sentí un calor inmenso en mis entranas y fue como si subiese al cielo y luego al separarse el de mi bajase y me estrellase contra el suelo.

_Me gustan tus labios.

Dijo bajito al separarse de mi. Y yo aún bloqueada por ese beso intenso me quedé callada. Y de repente todas aquellas personas se fundieron en un gran aplauso que lleno cada lugar de la hermosa iglesia.

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