—¿Estás hablando de sentimientos? Porque de esos nunca te he dado garantía, de lo único que te he dado garantía son de hechos. Tú y yo tenemos un trato que ahora no puedes incumplir — exige.
Me encojo de hombros para molestarlo más.
—¿Qué harás si no lo cumplo? ¿Amenazarme como la señora Kosnikova