Isaac dio un sorbo a su copa de bourbon, cerró los ojos y disfrutó el ardor que provocó al deslizarse por su garganta.
—Jefe—escuchó detrás de él, abrió sus ojos y torció sus labios con molestia.
—¿Qué chingados pasa ahora? —gruñó Isaac entre dientes y con mucha irritación.
—La cena está en el jardín. —Isaac arqueó una ceja, luego en sus labios se formó una sonrisa, se volvió hacia el hombre de traje negro y corte mi