Quince días después mientras almorzaban, Mara pidió estar a solas con ella. Aquel día era raro, Noah estuvo tranquilo, pero era una tranquilidad anormal, era como si la chispa de su hijo se estuviera apagando, y Abi no imaginaba lo que había detrás de aquello.
Y la niña la informó de todo, dejándola sumida en una especie de pánico.
—Necesito tu ayuda, Abi.
&mdash