Cuando suspiró tristemente y pensó que lo mejor sería acurrucarse en la cama, su teléfono sonó. Una emoción convulsa trepando por su esófago cuando lo cogió en sus manos y parpadeó de manera rápida. Quería que sólo fuera una persona, pero cuando observó aquel contacto tan familiar y no esperado, formó un puchero involuntario en sus labios.
Darrel.
"Hey, florecitas... ¿Podríamos hablar?"
"Lo siento mucho :("
"Tengo el corazón muy roto, ¿acaso piensas dejarlo así?"
"Debemos hablar"
"¿Puedes ir al centro? Te estaré esperando"
"Por favor :("
"Por favorrrrrrrr."
"Por favor, florecitas"
Cuando el móvil cayó en el colchón, Ryle mordió el interior de su labio. Desde luego, él extrañaba terriblemente a sus dos amigos, y el nudo en su garganta le hizo sentirse demasiado confundido. Tras unos minutos en suprema quietud, apenas cerró los ojos antes de suspirar, y con el pensamiento de ser una mala persona torturándolo poderosamente, salió de la cama y se calzó los zapatos, antes de cami