“… Tú me cambiaste la vida. Desde que llegaste a mí. Eres el sol que ilumina todo mi existir…” Río Roma.
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María Paz bajaba los escalones de la biblioteca de la universidad, al finalizar la última grada se colocó sus lentes para el sol, y sobre sus stilletos de tacón de aguja caminaba hacia el estacionamiento.
Alguien tomó su brazo y detuvo su andar. La chica se sobresaltó y giró.
—Casi me matas de un susto —recriminó a Santiago, su hermano.
El joven sonrió, y Paz enseguida notó que la mano de Santy sostenía la de la chica que lo acompañaba, la jovencita ladeó los labios y se acercó a ella.
—Hola, cuñada —saludó.
Las mejillas de Alba se tiñeron de carmín, inclinó la cabeza avergonzada.
—Buenos días —susurró, y Santiago notó como la mano de su
Queridos lectores. ¿Creen que arda Troya? ¿Qué opinan? El Duque se ve furioso, no dejen de comentar.