—¡¿Jameson?! —preguntó Isabella con voz preocupada.
—¡No, zorra interesada! —se escuchó el rudo tono de voz de doña Dayan Howard del otro lado de la línea telefónica.
—¿Por qué me está llamando usted?, deje de hablarme de esa manera —le pidió Isabella tratando de ser respetuosa con su ahora, suegra.
—No esperes a mi hijo. Pasará la noche con Allison~ —le dijo doña Dayan en tono burlón.
Isabella se sorprendió en gran manera y colgó la llamada sin querer seguir soportando que esa mujer se burlara de ella.
Sin embargo, el teléfono celular sonó, una notificación de ese mismo número de doña Dayan Howard, que al abrir, Isabella vio que se trataba de una fotografía.
La fotografía era tomada de un ángulo lejano y escondido, donde Jameson estaba dando la espada a la cámara y sentado el borde de esa elegante camilla de hospital.
En la camilla se encontraba Allison que parecía bastante pálida, llorosa, pero estaba sonriendo y tomaba la mano de ese hombre.
¡Isabella sintió