Capítulo 9
Santiago
Me dirigí a la sala de juntas con un enojo que me iba a costar disimular frente a mi cliente, Alicia sabía que conmigo no iba, que ella quisiera hacer su voluntad y era infantil de su parte que ella estuviera actuando así, cuando sabe que para que ella haga algo, siempre debo permitírselo yo, era su jefe inmediato, no tenía que pedirle a una sustituta que me dijera que no iba a atenderme hoy.
–Buenos días, Santiago.
Alguien me dio una palmada en la espalda, me di la vuelta y vi a Armando Morales, mi cliente.
–Buenos días, Armando, adelante por favor. Por poco y te me adelantas a esperarme.
–Eso es imposible, eres la persona más puntual que he conocido amigo.
Cedí el paso a Armando y pasamos a la sala de juntas para tratar un asunto que era del interés de ambos.
–Amigo mío, te has olvidado que después de esta junta vamos a ir a la obra.
Mi amigo se estaba riendo porque olvidé traer conmigo la ropa para ir a la obra y ahora, tendría que ir con la que llevaba puesta.