—¿Quieres ser mi esposa Carolina? — Estoy ante la mujer perfecta, hermosa, cariñosa y más paciente del mundo.
—Claro que si William, acepto ser tu esposa.
Luego de celebrar esa cena íntima donde le pedí ser mi esposa y ella aceptó, nos dirigimos al hotel más lujoso de la ciudad en la habitación presidencial queremos celebrar como se debe nuestro compromiso.
—Eres perfecta Carolina— Mientras besos sus hombros y voy bajando su vestido negro de seda, su piel clara es realmente hermosa, cada uno de sus lunares que la adornan la hacen ver como una musa, tan hermosa y perfecta para mí.
—Te deseo William, quiero que esta noche me lo hagas duro e intenso como a mí me gusta, como nos gusta— Ella se gira y puedo ver que esta sin sujetador en la parte de arriba, cuando todo el vestido ha