capitulo 2

–No estaba pensando en esas palabras precisamente, pero gracias por darme unas opciones más agradables.—Comenta Ángela tratando de contener la ganas de de decirle que es un

¡Desgraciado insensible!

Él soltó una carcajada y Ángela lo miró con frialdad.

–Un disfraz estupendo. Lo del villano en mascarado es de los más apropiado para ti.

–Es un disfrazde Robin Hood.

–Y teniendo en cuenta que tú has sido la razón por la que necesito una compañante –prosiguió ella ignorándolo–, imagino que ahora soltarás una carcajada diabólica por tu victoria.

–O puede que me ofrezca a echarte una mano y acompañarte a ese evento tan importante ya que andas escasa de opciones. Comprobaré mi agenda, pero imagino que el sábado que viene podría estar libre para ti.

–Ni aun que fueras…–comenzó adecir Ángela.

–… el último hombre sobre la Tierra. Ya lo sé—Réplica Dante

Ella alzó las manos, exasperada.

–Pues está claro que no captas las indirectas.

–Tus señales han sido algo más que una indirecta—Responde él.

Dante recordó la sensación de tener su boca bajo la suya.

Unos labios suaves, ardientes, dulces. Angela le había puesto mucho sentimiento al beso… antes de saber que era él, claro. Y por lo que había observado cada vez que habían coincidido en algún sitio con los amigos que tenían en común, primero en Wels dale y ahora en Nueva York, se volcaba en todo con alma y corazón.

Ahora, después de años cruzándose con ella en todos lados, porfin había descubierto lo que era besar a Ángela Barnet.

Ahora Ángela era una fantasía hecha realidad, vestida con ese disfrazque resaltaba sus piernas torneadas, su melena rizada caoba y sus ojos almendrados color verde musgo enmarcados por unas cejas esculpidas.

Se le tensó el cuerpo. El suelo retumbaba por las risas y la música provenientes de abajo, pero ahí arriba estaban sólos. Si estuvieran saliendo, le regalaría las medias de encaje negro más sexys que encontrara y después volvería a saborear su boca carnosa pintada de rojo cereza mientras ella lo rodeaba con las piernas…

Sin embargo, tuvo la prudencia de guardarse esos pensamientos y en su lugar dijo:

–Escucha, no tuve nada que ver con el hecho de que Carl se casara con otra mujer.

–¿Qué? –furiosa, Ángela tomó aire y el gesto le elevó los pechos–.Supongo que para ti no es «nada» animarlo a romper conmigo para poder ligarse con otra.

–Carl hizo lo que quiso, no tuve nada que ver

–Pero tú lo animaste a hacerlo. Incluso le ofreciste un avión privado para su luna de miel en Martha’sVineyard.

En su momento Dante se había preguntado si Ángela se habría enterado de todo y cuál habría sido su reacción. Ahora ya lo sabía.

–Carlos es feliz.—Replica Dante

–Gracias ati.—Refuta Ángela

–Talvez.

–Y nunca sabremos si habría lllegado a hacerlo sin tu ayuda.—Comenta Ángela quien está enojada

–Le dije que siguiera su instinto, no le dije que te abandona y se fuera con otra

–Sí, y al parecer eso suponía romper conmigo. ¿Te produjo satisfacción saber que una Barnet saldría perjudicada en el proceso?—Pregunta ella segura de que él sí sintió eso

–Yo ya no tengo nada que ver con Construcciones JM. De eso se ocupan mi padre y mi hermano. De todos modos, no sé por qué haces que esto parezcauñ una ridícula disputa entre los Barnet y los Walker.

–¿Acaso no lo es?—Pregunta ella

En su opinión, Ángela y Carl no habían hecho buena pareja. Ángela es una mujer activa, con inquietudes y resolutiva mientras que Carl era un tipo tranquilo que se dedicaba a tocar la guitarra y se conformaba con ser asistente técnico en una empresa trasotra. Le había angustiado mucho verse en la tesitura de cambiar de novia, así que cuando él le había pedido su opinión mientras se tomaban unas cervezas, Dante se la había dado.

–Estás molesta porque la ruptura se ha producido justo antes de un gran evento y no porque él te importará–le dijo el con tono calmado.

–No, estoy molesta porque te has entrometido y has hecho que la ruptura se produzca justo antes de un gran evento—Resopla Ángela aunque de cierta manera es correcto lo que él dice ella no dará su brazos a torcer, si todo esto hubiera pasado después de ese gran evento quizás ella no estaría tan molesta porque sinceramente sabía que lo que tenían no era para siempre.

Ángela quería un hombre que la ayudará y que quisiera salir adelante y no uno que se confirmará con cualquier puesto en una empresa, ella quería un hombre con ambición, con la visión de crear algo juntos que fuera de ellos y Carls no era ese hombre.

–Lo cual me he ofrecido a enmendar.—Continua hablando él. Ángela apretó los puños un instante.

–¿Así que vas de bueno? Increíble.

–Digamos que tengo complejo de héroe–dijo él señalándose el disfraz.

Dante no puede resistir estar lejos de esa mujer que le hizo sentir toda esa pasión con tan sólo un beso, no desaprovechara la oportunidad de tenerla cerca y revivir lo que cababa de pasar.

Ángela resopló.

–Si tú eres Robin Hood, ¿Quien soy yo?¿Lady Marian?

Sabiendo que así la provocaría, Dante la miró de arriba abajo y escudriñó su disfraz, que dejaba a la vista piernas y escote.

–Pues no lo pareces.

–Exacto.–Un carácter demasiado fiero.

Ella frunció el ceño.

–Estoy de acuerdo y precisamente por eso tu oferta jamás funcionaría. Tengo atuendos en mente para la semana de la moda y ninguno parece sacado del bosque de Sherwood.

–A ver si lo adivino. Tú eres la femme fatale y tu pareja es…

–Tú no, desde luego.—Completa ella su frase, le devuelve la moneda de hace rato

Bajo la mirada de diversión de Dante, Ángela se dio la vuelta y salió dando pisotones.

Pero, le gustara a ella o no, su beso no era algo que pudieran dejar atrás sin más. Ese beso le movió él piso, no había sentido una sensación así en toda su vida y ni hablar de las ganas incontrolables de seguir besándolo y que él la siguiera tocando como lo hizo.

⭐⭐⭐⭐

Era el hombre más exasperante que había conocido en su vida, y eso era decir mucho teniendo en cuenta que tenía tres hermanos mayores.

Se apartó el pelo de la cara y miró a su alrededor. Se encontraba en su pequeño taller dediseño con su prima Lía, que se había pasado por allí y estaba sentada en un taburete respondiendo un mensaje.

De pronto se dio cuenta de que, una vez más, tenía los dedos sobre la boca; el recuerdo del beso era difícil de borrar, a pesar de que habían pasado algunos días desde el encuentro Ángela no dejaba de pensar en ese estúpido hombre.

Rápidamente, bajó la mano. Toda esa situación la estaba volviendo loca.

Lía guardó el teléfono y retomó la conversación donde la había dejado.

–¿Estás loca?

Ángela admitió que no tenía una buena respuesta y que el caótico entorno tampoco ayudaba amantenerla cordura. Había rollos de tela amontonados contra la pared y una máquina de coser en una esquina junto a una tabla de planchar, y apenas había sitio para sentarse. Los botones que acababa de comprar aún seguían en la caja y sabía que tendría que hacer un viaje más a Telas Casti. Por otro lado, era afortunada. Probablemente los diseñadores novatos trabajaban desde sus casas, pero ella al menos había podido alquilarse un taller unas plantas más abajo de su apartamento en el barrio conocido como el Distrito de la Moda.

–Sé que pedirle a Jean que cambie la fecha de su viaje de negocios a Singapur es un acto de desesperación…

Justo en ese momento le vibró el teléfono y lo levantó de la mesa.

Leyó el mensaje de Jean y se encogió de hombros.

–Bueno, almenos tenía que intentarlo.

Lia se cruzó de brazos mirándola con cara de « ya te lo dije».

Ángela suspiró. Al final Jean había acudido a la fiesta de cumpleaños del sábado, pero antes de que ella hubiera podido sacar el tema de la semana de la moda él ya le había dicho que estaría fuera del país esas dos semanas.

–Jean no puede cambiarla fecha del viaje. Al parecer, quiere aprovechar para reunirse en Japón con uno de sus compañeros de fraternidad.

–Y tú no puedes permitirte a un chico que esté de viaje en plan Resacón en Las Vegas–señaló Lía–.Tú ya tienes un resacón.

–No tengo un resacón. Tengo dolor de cabeza y se agudizaria mucho más sino encontraba pronto una pareja.

Su prima asintió.

–Y eso demuestra que eres una adicta al trabajo. Deberías estar divirtiéndote para ser fiel al mensaje de empoderamiento femenino que predica tú marcade ropa.

–A lo mejor podría contratar aun acompañante…

–Por Dios bendito, no. ¿Porqué no buscas un modelo con el que ir? ¿No es el típico truco para atraer publicidad?—Pregunta Lía y quizás tenga razón

–La semana de la moda es un evento de la industria de la moda y seguro que alguien lo reconocería de alguna sesión de fotos y, además, no necesito una compañante cualquiera. Lo que necesito es alguien…que cause impresión.—Resopla Ángela, ella lleva el tiempo suficiente en la industria como para saber qué tipo de cosas llaman la atención eh impactan al público.

En cierto modo Jean había sido apropiado porque, a pesar de ser un productor musical de nivel medio, provenía de una familia bien relacionada que había hecho fortuna en la banca por tres generaciones.

M****a. Había creado Diseños MS para la mujer moderna y dispuesta a triunfar y arrollar, pero gracias a Carl parecía todo lo contrario.

–¿Y algún jugador de hockey que conozcan tus hermanos?

–Lo último que haría sería pedir les que me ayuden a encontrar pareja

–Sería una experiencia humillante no solo por las burlas de sus hermanos, sino porque llevaba tiempo queriendo declararse independiente de su familia–.De todos modos, el equipo de Jordan no está en la ciudad la noche del evento. Luego del desfile hay una gala un baile y ella no quiere estar allí sola.

–Bueno, pues entonces dale una oportunidad a Dante. Es perfecto para lo que buscas y se ha ofrecido voluntario. ¡Pídeselo!. Además, de todos modos tu familia no presta atención a las noticias sobre el mundo de la moda. Así que ni se enterarán, anímate no tienes nada que perder.

De pronto Ángela lamentó haberle contado a su prima los detalles de su encuentro con Dante, pero estaban muy unidas y eran como hermanas.

Lia era la hermano que nunca tuvo, aunque tiene tres hermanos más son hombres y no es igual hablar sobre estos temas con ellos

–Alo mejor deberías crear un club de fans de Dante Walker.—Bromea Ángela

–Pues a Alex le cae bien–respondió Lia.

El marido de Lía era un millonario que se dedicaba a la tecnología y, por supuesto, conocía a Dante.

—¿Sí? que bien entonces coméntaselo a mi padre. Quizás a él también le agrade saber eso—Replica Ángela

—Ni loca, tú papá se toma muy a pecho esa disputa entre familias—Me dice mientras se levanta y bromea

—Imagina ¿Cómo se pondría al enterarse o al verte en brazos de Dante Walker? y no sólo él tus hermanos lo matan Ángela—

Ángela suspira al saber que es lo que comenta su prima es cierto y se siente culpable de recordar ese beso que le hizo erizar la piel

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