Capítulo 168
Camila se quedó sin palabras y, con la boca abierta, respondió:
—Solo preguntaba. ¡Deja de decir tonterías!
Edwin arqueó las cejas y continuó hablando como si no hubiera escuchado nada:
—Si realmente te gusta Sebastián, deberías decírnoslo. Aunque es un poco mayor, no tiene malos hábitos. Solía ser soldado, por lo que su pasado es impecable.
—¿Soldado? —ella no se sorprendió; el rostro frío y despiadado de Sebastián encajaba perfectamente con el de un soldado.
—¿Tiene un fetiche con los uniformes, señorita Camila? ¿Por qué te quedas callada? —dijo Edwin con tono pícaro.
Camila estaba desconcertada. ¿De dónde conseguía este sinvergüenza tantas ideas absurdas?
En ese momento, miró a Jeremy, quien le daba una mirada extraña.
Y Edwin continuó echándole leña al fuego:
—¿Por qué sigues mirando a Jeremy? ¿Estás debatiendo en quién de los dos es mejor?
En un instante, la expresión de Jeremy se ensombreció y se agarró con fuerza al apoyabrazos de la silla de ruedas.