Capítulo 119
¡Lo sabía! ¡Podía reconocer su piel bronceada en cualquier parte! —se quejó Lena—. ¡Maldita sea! ¡Esa despreciable zorra no solo estaba jugando con dos hombres, sino que además seducía a un hombre más joven que ella!
Lena no podía estar más molesta. A su parecer, ese estúpido Lobo Gris debía estar ciego.
¿Acaso sabía lo puta que era su novia? ¿Y aun así pensaba que era linda?
¡Mierda! ¡Ella no era nada comparada con ella!
Cuanto más miraba Lena las ropas de colores similares, más inquieta se sentía.
Por casualidad, un hombre con una chaqueta de cuadros atada a la cintura pasó junto a ella.
Lena lo agarró, le quitó la chaqueta y le puso algo de dinero en las manos.
—¡Te lo compro!
El hombre se quedó sin palabras ante su repentina acción.
Después, Lena se escondió detrás de una columna, esperando el momento oportuno. No fue hasta que Camila se fue al baño de damas que se acercó gloriosamente a Noé.
Noé, que estaba escuchando el discurso de un vendedor,