— En serio que eres muy tierna — dijo Harrison mientras le sonreía a Belén después de ese cálido abrazo, después de unos segundos más se separaron y siguieron comiendo.
Muy pronto terminaron de comer, Harrison busco a la señora Graciela, hasta que después de un par de minutos la encontro.
— Disculpe, ¿Tiene una bendita para poder cubrirme la herida?— preguntó Harrison a la señora Graciela.
— Claro— la señora Graciela empezó a buscar en el botiquín de primeros auxilios que estaba en la sala por cualquier emergencia — lo tengo — dijo mientras sacaba una bendita— ¿Te ayudo a ponerte la? — preguntó mientras le mostraba aquella bendita a Harrison.
— No se preocupe, muchas gracias, yo puedo solo— dijo Harrison mientras la tomaba, para luego regresar al comedor.
Bel&ea