CAPÍTULO CUATRO

Se tuvo que despertar y no porque se lo indicara su despertador ni mucho menos porque fuera madrugadora, sino por la sencilla razón de que estaban golpeando a la puerta de su cuarto. A regañadientes tuvo que levantarse y enfrentarse a Xavier que estaba en la puerta, recién salía del baño, al menos llevaba puesto los pantalones.
—¿Qué quieres? Todavía es temprano—se quejó apoyando su cabeza en el umbral de la puerta mientras bostezaba.
—El baño está libre, tienes que arreglarte —le dijo Xavier.
—Todavía tengo quince minutos para las siete, hora en que me preparo—le recordó y se giró para regresar a la cama, pero él la tomó por los hombros y la condujo hacia el cuarto de baño, la poca resistencia que presentaba ella como las quejas no fueron ningún impedimento para encerrarla en el cuarto de baño.
—A quien madruga Dios le ayuda, —le recitó —el desayuno estará listo cuando hayas terminado.

Después de la visita de sus amigos anoche, todos se habían marchado a sus casas, pero Xavier se había quedado a dormir en el sofá, era la segunda vez que pasaba en ese apartamento y no era nada extraño.

Xavier abrió el frigorífico y tomó huevos para preparar tortillas y hacer un desayuno para dos.
Karen después de darse la ducha a la que se vio obligada, se arregló y se puso el traje de médico, el de color morado con unas zapatillas blancas. Salió a la cocina donde Xavier tenía ya listo el desayuno. La observó con una sonrisa.
—Estás bellísima —le dijo ofreciéndole el asiento.
—Qué bien, has encontrado la nueva frase. Muy original —ironizó.
—Y mira que me he esforzado.

Se sentaron los dos a la mesa y juntos tomaron el desayuno mientras conversaban.
Mientras recogían la mesa llamaron a la puerta. Como Karen estaba algo ocupada Xavier se acercó a ver quién era. Junto a la puerta vio a la misma chica de anoche, la que le había entregado las galletas.
—Buenos días —saludó Sonia con una sonrisa nerviosa.
—Hola —procuró Xavier sonar amable y la miró interrogante intentando saber qué era lo que necesitaba.
—¡Sonia! —Karen se acercó cuando supo que se trataba de ella. Xavier las dejó y regresó al salón a arreglarse la ropa y ordenar sus cosas.

Karen notó cómo la mirada de la muchacha viajaba hacia Xavier y a cada uno de sus movimientos. Ella observó a Xavier y regresó la mirada a la chica.
—Sonia, ¿Qué haces aquí tan temprano? —la sacó de lo que fuera que estuviera pensando.
—Ehm, mi abuela me ha pedido que viniera a recoger el plato, por si llegas tarde de trabajar.
—Ahh, de acuerdo. Ahora te lo traigo.

Sonia era la nieta de Delia, vivían juntas desde hacía unos meses. Karen llevaba más tiempo de conocerse con Delia, casi desde que se instaló en aquel apartamento hacía aproximadamente tres años. Sonia vino a vivir con ella porque según su abuela, su madre era muy controladora y quería libertad. Su abuela en cambio había aceptado vivir con ella porque tenía la esperanza de poder hacerla una mujer de provecho.

Sonia era una joven de diecisiete años que siempre iba muy provocativa, se había teñido el pelo de rubio y llevaba un pirsin en la nariz, se sentía madura cuando en realidad solo era una niña que estaba experimentando la vida.
—Aquí tienes y dale las gracias a tu abuela, estaban deliciosas—Karen había regresado con el táper.
—¿Él es tu novio? —tuvo que quitarse las dudas que la estaban carcomiendo al ver a Karen con un hombre tan alto y guapo, casi lo eran todos los que había visto entrar en aquel apartamento, pero precisamente éste la atraía.
Karen observó a Xavier como si acabaran de soltar un gran disparate.
—¿Él? por supuesto que no. —le pareció que Sonia sonreía satisfecha al escuchar su respuesta. —Hasta otra —le despidió y cerró la puerta.
—¿Y esa cara? —preguntó Xavier que ya estaba listo.
—No lo sé, pero creo que a esa chica le gustas.
—¿Qué le gusto a tu vecina? Solo es una niña.
—Eso mismo digo. —dijo tomando su bolsa y caminando hacia la puerta.
—¿Es que estás celosa?
—Yo ¿celosa? No te hagas tantas ilusiones.
—Mientes muy mal.

Llegaron en el hospital. Karen se despidió se Xavier y se acercó a las recepcionistas.
—¿Ha pasado la noche en tu apartamento? Cuéntanos — preguntaron las dos chicas entusiasmadas mientras Karen firmaba la asistencia. Sabía que aquellas chicas estaban locas por Xavier, casi todas se volvían locas por él, aunque ella no podía verlo como algo más que a un amigo.
—Nos vemos —las dejó sin respuesta alguna y caminó a toda prisa a hacia la planta donde se encontraba Christian, estaba ansiosa por volver a estar con él.

Abrió primero el grupo en el que se escribía con sus amigos para darles los buenos días y de paso saber dónde estaba cada uno, siempre lo hacían. Se molestó en procurar que no la vieran entrar en la habitación de Christian.
Sonrió al encontrarse allí dentro, Christian seguía igual atado a la cama. Caminó hacia la ventana y abrió las cortinas. Tomó la silla y la acercó a la cabecera de la cama junto a él.
—Buenos días bello durmiente — saludó emocionada. —Te he echado mucho de menos —comenzó. —No sé si te acordarás, pero ayer te hablé de mis amigos. Anoche estuvieron en mi casa y solo para saber cómo me fue con Noha, primero se niegan a ayudarme y después esperan saber qué fue lo que me dijo Noha y qué fue lo que le contesté. Son lo peor, no sé cómo es que los quiero tanto. Me gustaría saber qué harías tú en mi lugar. Además —soltó un respiro — ellos creen que me estoy aprovechando de ti, que utilizo mi falta de ocupación para contarte mis problemas, ¿qué opinas tú? No me gustaría aprovecharme, ojalá pudieras decirme qué te parece que esté aquí, sería más fácil, pero a pesar de todo quiero que sepas que lo hago con buena intención, creo que te estoy haciendo compañía y eso siempre es mejor que estar solo ¿no crees? Son ellos los malos porque intentan conseguir que me sienta mal por hacer algo bueno. El más malo de todos es Víctor, él es el chico perfecto que lo tiene todo. Viene de una familia rica, tiene un amor perfecto con mi amiga Anna, ya te hablé de ella, incluso son cirujanos, rubios y muy guapos, lo tienen todo y creen que todo debe ser perfecto y hermoso como ellos, si tan solo supieran. Además, piensa que cuando recobres la memoria estarás molesto conmigo, de hecho, casi todos opinan lo mismo. Yo solo espero que no te acuerdes de nada, toda esta información no la necesitarás después, lo único que creo que necesitas es la compañía que te estoy ofreciendo.
¿Ya te he hablado de Xavier? Por su culpa es que he llegado más temprano de lo habitual al hospital, aunque gracias a eso he podido venir a verte antes. —amplió su sonrisa—Él se quedó a dormir en mi casa y parece que mi vecinita está colada por él, no sé por qué todas se enamoran de él. Reconozco que es muy apuesto y guapo, si no lo hiciera estaría ciega, pero creo que lo exageran tanto. Con él me siento libre de hacer lo que sea, lo considero hasta como a un hermano, lo mismo digo de Ivonne, llevo conociéndola más tiempo que a otros, es mi alma gemela y en cuanto al amor ya hablaremos de ello en otro momento.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo