— No tengo problema, al contrario, me interesa que la seguridad de Aleric no se vea comprometida en ninguna circunstancia, es más, yo misma ayudaré a cuidarlo. — mencionó con cierto tono de irritación en su voz chillona. Sonreí amablemente.
— Tranquila, tenemos muchos empleados que se encargan de la seguridad de las personas que viven aquí, no es necesario que hagas su trabajo. — mencioné sonriendo. — Creo que por ahora es mejor dejar descansar a Aleric, ya podrás verlo apenas despierte. — agregué mientras la miraba, Nikolay se me quedó viendo, tratando de hallar una explicación para mi comportamiento, pero es que no quería que la encontrase, solo necesitaba que creyese en mí y que no comenzase a desconfiar cómo alguna vez lo hizo.
Cuando llegó Antoine sabía perfectamente que podía confiar en él para encomendar la tarea del cuidado de Aleric.
— No quiero que nadie se le acerque sin mi autorización, en especial esa chica, no puede quedarse sola con Aleric, papá, no puede. — mencioné