La chica risueña
Iba bajando las escaleras cuando la chica risueña de cara hermosa que estaba con todos afuera, salió como un trombo. Ella se quedó parada mirándola y preguntándose qué estaba sucediendo. Espero un poco en las escaleras y luego siguió bajando.
Al llegar abajo vio como Juanne entraba con la chica colgada a su cuello y en brazos.
Missie se quedó sorprendida y su mirada la delató, pues de sus ojos salían chispas de irá al ver aquella escena.
Juanne bajó a la chica con delicadeza. Luego, cariñosamente le besó las manos, mientras le decía:
–Tienes que tener cuidado al bajar las escaleras, podrías caer y hacerte daño.
–Buenas tardes –saludó cortésmente a Missie–, espero estén todos instalados y que les guste el lugar –siguió por las escaleras con la chica risueña tomada de la mano–. Me doy un baño y me reúno con ustedes en el anexo, en unos momentos. Sólo deme unos minutos, por favor.
Missie asintió