Al día siguiente regreso a mi consultorio con un montón de casos por resolver, y con unas cien llamadas perdidas de Ferdinand, así que decido llamar por pura cortesía.
-Cielo santo, pero qué difícil es contactar contigo, ¿Qué también debo sacar una cita para poder verte? - Contesta Ferdinand algo enfadado
-Hola Fer, discúlpame he tenido muchas cosas que hacer, hasta ahora tengo tiempo de devolver la llamada ¿Cómo estás?, ¿me necesitas para algo? – Respondo sin darle importancia
-No, en realidad solo quería saber cómo estabas nada más, después de lo que paso entre los dos, siento vergüenza contigo, pero no quiero alejarme de ti, es todo.
-Fer, por favor no ha pasado nada solo ocupaciones diarias, no te preocupes, si quiere podemos vernos en la noche en mi casa y cenamos juntos ¿te parece?
-Genial, yo llevo la cena, no te preocupes por eso, ¿a las ocho estaría bien?
-Es una cita querido nos vemos en casa, bye.
La misión del tal Phillipe me tenía desesperada, ese día tenía una cita con é